domingo, 27 de febrero de 2011

Los 7 ratones ciegos

Había una vez, 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7 ratoncitos que eran ciegos...eso quiere decir que no veían nada...todo era negro para ellos. Un día, encontraron algo que no sabían qué podía ser...Era algo muy "raro" y tenían miedo a eso que desconocían...Decidieron ir a investigar...El primero fue Lunes, el ratón de color rojo y olisqueando, olisqueando se encontró una...Así es como todas las mañanas comienza nuestra asamblea, con el cuento de Los 7 ratones ciegos. Es un cuento que les gusta mucho porque cada día un ratón de un color va a investigar "eso tan raro que han encontrado" y cada uno llega a una parte del animal con lo que dice que ha encontrado una cosa diferente. Menos mal que domingo recorre todo el animal para asegurarse y desmiente todas las versiones de sus compañeros: que si era una pared (porque se encuentra con las patas), que si era una serpiente (porque se encuentra con la cola), que si era un tobogán (porque se encuentra con una gran trompa),...y supongo que llegado a este punto todos sabréis qué es eso tan raro con patas, cola, trompa,...sí, sí, es un E-LE-FAN-TE! Aquí os dejo las fotos de cómo lo pintamos, y el resultado final en la asamblea. Al principio lo contaba yo, ahora ya la o el protagonista del día ya se va atreviendo y, todo sea dicho, me encanta el misterio que le ponen.




Elmer en 3D

El cuento de Elmer nos motivó e inspiró para crear nuestra mascota en tres dimensiones. Para llevar a cabo nuestro proyecto, pintamos con témperas de muchos colores (multicolor, como les gusta decir) dos caras del elefante. En un principio, como podréis apreciar en las fotos, iban saliendo a la pizarra e iban pintando. Después, trasladamos a Elmer a un rincón de la clase para que ellos voluntariamente fueran pintándolo a medida que acababan. Una vez pintado, lo grapé y lo rellené de papel, muuucho papel reciclado ya que tenía que tener unas dimensiones grandes y tener una buena barriga. Santi, el conserje, nos puso un enganche en el techo y lo colgamos. Antes de esto, pasamos por todas las clases a enseñar nuestra mascota, recordarles nuestro nuevo nombre de clase y enseñar a nuestros compañeros y compañeras de infantil las máscaras de elefantes y elefantas que nos habíamos hecho. La idea de colgarlo del techo surgió por la canción de "Mireu allà dalt en el sostre que hi ha...". Todas las mañanas la cantamos para despertar a Elmer. Es que tenemos un elefante en nuestra clase que parece un oso, se pasa el día durmiendo...










domingo, 20 de febrero de 2011

¡Somos la clase de los Elefantes!

Una mañana, ya con nuestra nueva "identidad" fuimos a ver el resto de las clases y la decoración de las puertas. Todas tenían un cartel que decía: "Somos la clase de..." o "La clase de..." y una foto de su animal. Cuando llegamos a clase les propuse hacer uno para la nuestra. Cada niño/a fue eligiendo un elefante pequeño para pintarlo. Había diferentes, para que cada uno escogiese el que más le gustaba. Les expliqué que pondríamos su foto pegada en la cara del elefante y que haríamos un gran tren con todos ellos. Como elefante maquinista del tren pintaron uno grande, y en su cuerpo repasaron las letras: "Somos la clase de los elefantes". Al acabar, fuimos a pegarlo en la puerta de nuestra clase. Ya no seríamos la clase de 3 años A, a partir de ahora teníamos nombre. Como anécdota, contaros que cuando acabamos, una de las niñas, Andra, propuso poner mi foto en la cara del elefante grande que hacía de maquinista del tren... parece ser que yo también adquirí la nueva identidad...¡y yo, encantada de ser una elefanta más!
Aquí os dejo el resultado final. Para conseguir un mejor resultado y que aguante, como mínimo todo el año, los plastifiqué.

¿Y por qué ELEFANTES?

Era noviembre, ya adaptados y adaptadas, veíamos como las clases de los mayores (de 4 y de 5) ya tenían nombre para su clase y venían a clase a preguntarnos cómo nos llamábamos. Teníamos que tener un nombre. Les expliqué que íbamos a hacer una votación…¿una qué?...Les dije que tenían que pensar en un animal que les gustase mucho mucho y que les apeteciese como nombre para nuestra clase. Recordamos el nombre del resto de las clases de infantil: las tortugas, las gallinas, las mariposas y los hipopótamos (la otra clase de tres años aún no habían elegido el suyo. Acabaron siendo la clase de los gatos). Pero no podíamos llamarnos igual que ellos porque sino sería un lío…¿os imagináis cuando maribel os llame en el patio para hacer la fila, si viniesen también los otros niños y niñas de otra clase?...Fueron diciendo nombres y fui apuntándolos en la pizarra. En clase teníamos un trenecito con unos animales subidos en los vagones y casualmente (obviamente, no) salieron esos animales como posibles candidatos. Paralelamente, salieron otros dos animales. Los posibles nombres acabaron siendo: jirafas, perros, monos, conejos, elefantes, peces y patos. Les expliqué que para hacer esta votación, sólo podían levantar una vez la mano y que por eso tenían que pensar de todos los animales cuál era su favorito, el que más le gustaba. Algún despistado o indeciso intentó votar dos veces…Finalmente, los más votados fueron: Elefantes y peces (con 6 y 5 votos, respectivamente). Y así es como comenzó nuestra historia como Elefantes y elefantas de 3 años. Ese mismo día, para acabar la clase, les conté otro cuento mágico, con muchas pestañas para abrir y cerrar y muchas sorpresas por descubrir. Ese cuento les gustó especialmente porque de alguna forma se vieron identificados: el protagonista era un elefante multicolor. ¿Su nombre? Elmer.

martes, 15 de febrero de 2011

Primer día de clase y primer cuento

Hoy mismo, como cualquier otro día, cuando les digo si nos preparamos para el cuento, ya saben qué hacer para la “preparación” pero…¿cómo olvidar el primer día de clase cuando les intenté contar el primer cuento?...Es cierto que nadie lloró (a excepción de alguna lagrimita-lagrimón a la entrada) pero tampoco nadie se emocionó ni puso esos ojos como “oes” que ponen ahora. Supongo que el desconocimiento de la lengua hizo su papel, menos mal que rápidamente desenfundé el primer libro que les contaría en su trayectoria escolar…
Qué maravilla, El punto Rojo, como les gustó y les gusta (aún de vez en cuando me piden que les lea el cuento mágico. ¡Eso es tener memoria de elefante!). Les cuento que hay un punto de color rojo al que le gusta jugar al escondite y tienen que encontrarlo. Cada página de este libro pop-up despliega un dibujo en tres dimensiones donde el punto rojo se esconde, cambiando de tamaño pero nunca de forma ni de color. A medida que avanza el libro, cada vez hay más elementos: desde el 1 hasta el 10. Recomendable cien por cien: porque ayuda a fijar la atención, fomenta su imaginación y curiosidad, por las imágenes en dimensión, por los colores, por las formas casi artísticas,...
Así comenzó nuestro primer día de clase en septiembre: nerviosos pero ilusionados, curiosos pero prudentes y ante todo, con coherencia y bien encaminados: ese día pasamos del 1 al 10, del nada al todo.